Inflamación y salud digestiva: cómo la alimentación puede marcar la diferencia
Introducción
¿Has sentido hinchazón, dolor abdominal o digestiones pesadas después de comer? Estos síntomas están relacionados muchas veces con procesos de inflamación intestinal. Aunque la inflamación es un mecanismo de defensa natural del cuerpo, cuando se vuelve crónica puede afectar a la salud digestiva y al bienestar general.
La buena noticia es que la alimentación juega un papel clave para reducir esta inflamación y mejorar el equilibrio del intestino.
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¿Qué es la inflamación intestinal?
Inflamación aguda: es puntual, necesaria y beneficiosa (por ejemplo, cuando te haces una herida).
Inflamación crónica de bajo grado: cuando se mantiene en el tiempo, se asocia a problemas digestivos como síndrome del intestino irritable (SII), enfermedad inflamatoria intestinal (EII) o intolerancias alimentarias (Ramos & Papadakis, 2019).
El intestino, al ser una barrera inmunológica clave, es especialmente sensible a este tipo de procesos.
Alimentos que aumentan la inflamación intestinal
– Alcohol: incluso en pequeñas cantidades aumenta la permeabilidad intestinal y favorece la inflamación.
– Carnes procesadas y exceso de grasas saturadas: asociados con mayor producción de compuestos proinflamatorios.
– Alimentos mal tolerados: como gluten en celíacos o lactosa en intolerantes, que pueden disparar inflamación y síntomas digestivos.


Alimentos que ayudan a reducir la inflamación
– Ácidos grasos omega-3 (pescado azul, semillas de lino, chía, nueces): tienen un papel antiinflamatorio demostrado.
– Legumbres y cereales integrales: su fibra favorece una microbiota intestinal más diversa y menos inflamatoria.
– Especias como cúrcuma y jengibre: contienen compuestos bioactivos con efecto antiinflamatorio.
– Probióticos y alimentos fermentados (yogur, kéfir, chucrut): ayudan a mantener una microbiota equilibrada y una barrera intestinal más resistente.
Microbiota e inflamación: una relación directa
Cuidar la microbiota con fibra, prebióticos y probióticos es una de las estrategias más efectivas para reducir la inflamación digestiva.


Estrategias prácticas para reducir la inflamación digestiva
– Aumenta frutas, verduras y legumbres: aportan fibra y antioxidantes.
– Incluye omega-3 en tu dieta: pescado azul 2 veces por semana o alternativas vegetales.
– Añade fermentados y probióticos: para reforzar la microbiota.
– Identifica alimentos mal tolerados: con ayuda de un nutricionista si sospechas intolerancias.
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Conclusión
La inflamación intestinal es un factor clave en muchos problemas digestivos. Aunque no siempre podemos controlarla del todo, la alimentación es una herramienta poderosa para reducirla y mejorar la salud del intestino.
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