“Segundo estómago para los postres: qué dice la ciencia sobre la saciedad y los buffets”

Introducción

Seguro que lo has pensado alguna vez: terminas de comer, sientes que no puedes más… pero llega el postre y, de repente, reaparece el apetito. A esto se le suele llamar popularmente el “segundo estómago para los postres”.

No es que tengamos realmente otro estómago, sino que la fisiología de la saciedad y la variedad de alimentos influyen en cómo percibimos el hambre y el deseo de seguir comiendo.

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¿Qué es la saciedad?

La saciedad es la sensación que aparece después de comer y que hace que dejes de comer hasta la siguiente comida. Está regulada por:

  • Señales mecánicas: distensión del estómago.
  • Señales hormonales: leptina, colecistoquinina, GLP-1 y péptido YY, que informan al cerebro de que ya has ingerido suficiente.
  • Señales psicológicas y sensoriales: el sabor, el olor y la variedad de alimentos también juegan un papel importante.

Aquí entra en juego el fenómeno del “segundo estómago”.

¿El “segundo estómago” para los postres

Cuando ya estás lleno pero aparece un postre atractivo, lo que sucede es el efecto de saciedad sensorial específica.

Este fenómeno ocurre cuando, al repetir un mismo alimento, la sensación de saciedad se acelera. Sin embargo, al introducir un sabor diferente, como algo dulce tras lo salado, se “reactiva” el apetito.

Un estudio clásico mostró que añadir variedad de sabores en una comida aumenta la ingesta total, incluso si ya hay saciedad física.

En resumen: no es un estómago extra, es tu cerebro respondiendo a la novedad del sabor.

Buffets y el efecto de la variedad

Los buffets son el ejemplo perfecto de este fenómeno. Al haber tantas opciones distintas (carnes, ensaladas, pizzas, postres, etc.), la saciedad sensorial nunca se completa, porque siempre hay un nuevo estímulo que vuelve a despertar el apetito.

La investigación confirma que la variedad en la dieta puede incrementar la ingesta energética total y contribuir al aumento de peso (McCrory et al., 1999).

Por eso, en un buffet, solemos comer mucho más de lo que haríamos con un menú fijo.

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Cómo controlar este efecto sin dejar de disfrutar

No se trata de prohibir los postres ni evitar los buffets, sino de aprender a manejarlos:

Porciones pequeñas: disfrutar del postre no significa excederse; un poco puede ser suficiente para activar la recompensa.

Empieza por alimentos ricos en proteína y fibra: ayudan a aumentar la saciedad física real (Halton & Hu, 2004).

Haz una pausa antes del postre: darle tiempo al cuerpo para registrar la saciedad puede ayudarte a decidir con más calma.

Elige variedad limitada: en un buffet, selecciona los alimentos que más disfrutes en lugar de querer probarlo todo.

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¿Y si empiezo hoy?

El llamado “segundo estómago” para los postres no existe como tal, pero la ciencia explica este fenómeno a través de la saciedad sensorial específica: al cambiar de sabor, especialmente hacia lo dulce, se reactiva el deseo de comer.

En entornos como los buffets, esta respuesta se multiplica por la enorme variedad de opciones. Entender estos mecanismos puede ayudarte a disfrutar de la comida sin caer en el exceso.

En Genki te enseñamos a estructurar tu dieta de forma que tengas espacio para disfrutar de los postres, pero sin perder de vista tus objetivos.

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